El triángulo en Alaska es conocido por sus aguas profundas, con el Golfo de Alaska alcanzando profundidades de hasta 26,000 pies. Algunos especulan que esto podría convertirlo en un lugar perfecto para ocultar una base alienígena secreta bajo el agua.
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Durante las últimas cuatro décadas, ha habido informes de actividad de OVNIs submarinos, con estos objetos no identificados permaneciendo sumergidos durante períodos prolongados y evitando la detección por parte de la Armada. El investigador aficionado Johnny Enoch afirma tener pruebas de bases extraterrestres bajo el agua, citando la extensa costa inexplorada y numerosos lagos en Alaska como ubicaciones ideales.
Evidencia convincente de OVNIs utilizando las aguas del triángulo de Alaska proviene de los propios hombres y mujeres de servicio de los Estados Unidos. En 1969, Dan Willis, operador de comunicaciones navales, informó sobre un incidente de OVNIs en el que un objeto elíptico brillante emergió del océano y se disparó hacia el espacio a alta velocidad. Este incidente fue clasificado bajo la Ley de Espionaje, lo que impidió a los miembros del servicio hacer públicos los avistamientos de OVNIs.
Aunque el informe del incidente nunca se hizo público, Dan continuó cuestionando la naturaleza de lo que presenció. Investigaciones posteriores descubrieron informes adicionales de OVNIs emergiendo del océano cerca de Alaska, incluyendo un avistamiento en 1945 por la tripulación del US De La Roth, quienes observaron un gran objeto circular circulando alrededor de su barco antes de despegar. Estos informes comparten similitudes en cuanto a objetos que emergen del océano y se mueven a velocidades increíbles. Algunos creen que estos encuentros podrían ser evidencia de una base alienígena submarina en Alaska, pero la razón de su atracción por estas aguas sigue siendo desconocida.