Después de casi 400 millones de años, Takakia , el musgo más antiguo y de mayor evolución del mundo, está perdiendo terreno en el Himalaya.
A diferencia de los musgos típicos, el género Takakia (en la foto) posee características únicas. Esta pequeña y delicada briofita tiene una edad aproximada de 390 millones de años y tiene la capacidad de prosperar en la meseta tibetana, en altitudes superiores a los 4.000 metros sobre el nivel del mar. Foto de : Stu Crawford
Imagine una planta que haya sido testigo del ascenso y caída de los dinosaurios, la formación del Himalaya y el surgimiento de la civilización humana. Una planta que se ha adaptado a algunas de las condiciones más extremas de la Tierra, desde el frío glacial hasta la intensa radiación ultravioleta. Una planta que ha evolucionado más rápido que cualquier otro musgo conocido, pero aún conserva algunas características antiguas que la hacen única entre todos los seres vivos. Esa planta es Takakia, un musgo de 390 millones de años que crece en los remotos acantilados de la meseta tibetana, así como en partes de Japón y América del Norte.
Takakia es un fósil viviente, un raro ejemplo de una especie que ha sobrevivido durante millones de años con pocos cambios externos. Sus hojas son simples e indiferenciadas, a diferencia de la mayoría de las plantas modernas que tienen superficies superiores e inferiores distintas. También carece de estomas, los poros que utilizan la mayoría de las plantas para intercambiar gases con la atmósfera. En cambio, absorbe agua y dióxido de carbono directamente a través de sus células, un rasgo primitivo que se remonta a las primeras plantas terrestres.
Pero Takakia no se queda estancada en el pasado. Su genoma revela que ha experimentado una rápida evolución a nivel molecular, especialmente en respuesta al duro entorno de la meseta tibetana. La meseta, también conocida como el “techo del mundo”, es la más alta y más grande del mundo, con una elevación promedio de más de 4.000 metros. Allí, Takakia se enfrenta a bajas temperaturas, fuertes vientos, fuertes nevadas y una intensa radiación UV-B que puede dañar el ADN y las proteínas.
Takakia vive en las condiciones extremas de la meseta tibetana. Foto de : Tenace10
Para hacer frente a estos desafíos, Takakia ha desarrollado un notable conjunto de adaptaciones. Por ejemplo, tiene genes que le ayudan a reparar el daño inducido por los rayos UV, sintetizar pigmentos protectores y producir proteínas anticongelantes. También tiene genes que le permiten crecer lentamente y conservar recursos, que son cruciales para sobrevivir en suelos pobres en nutrientes y en inviernos largos. De hecho, Takakia tiene más genes de rápida evolución que cualquier otro genoma vegetal secuenciado hasta ahora, según un estudio publicado en Cell en agosto de 2023.
El estudio, dirigido por investigadores de China y Alemania, implicó un esfuerzo de una década para recolectar y analizar muestras de Takakia de diferentes lugares. Los investigadores también compararon a Takakia con un fósil de Mongolia de 165 millones de años, lo que confirmó su origen antiguo y su notable estabilidad. El fósil demostró que Takakia ha mantenido su apariencia externa durante millones de años, a pesar de sufrir cambios dramáticos en su hábitat y genoma.
Pero es posible que esta estabilidad no dure mucho más. Takakia se enfrenta ahora a una nueva amenaza: el cambio climático. La meseta tibetana es una de las regiones más sensibles al calentamiento global, con temperaturas que aumentan más rápido que el promedio mundial. Esto podría tener consecuencias devastadoras para la Takakia y otras plantas alpinas que dependen del frío y de condiciones estables.
Foto de : Randal
Los investigadores advierten que Takakia podría extinguirse en un futuro próximo si el cambio climático continúa sin cesar. Estiman que Takakia tiene una capacidad de dispersión muy baja, lo que significa que no puede migrar fácilmente a nuevas áreas ni colonizar nuevos hábitats. También tiene una tasa de reproducción muy baja, lo que significa que no puede producir nuevas generaciones rápidamente ni adaptarse a entornos cambiantes. Estos factores hacen que Takakia sea muy vulnerable a la extinción.
Takakia no es sólo un ejemplo fascinante de la historia evolutiva, sino también una valiosa fuente de información biológica. Su genoma podría revelar nuevos conocimientos sobre cómo las plantas afrontan el estrés, cómo se diversifican con el tiempo y cómo interactúan con su entorno. Su supervivencia también podría beneficiar a otros organismos que comparten su hábitat, como animales, hongos y bacterias.
Por lo tanto, los investigadores instan a realizar más esfuerzos de conservación para proteger a Takakia y su hábitat de una mayor degradación. Sugieren que Takakia podría cultivarse en jardines botánicos o invernaderos como medida de respaldo, pero enfatizan que preservar su hábitat natural es esencial para su supervivencia a largo plazo. También piden más conciencia y educación pública sobre este musgo único y en peligro de extinción.
Foto: Braden J. Judson
Takakia es un testimonio vivo de la resiliencia y diversidad de la vida en la Tierra. Ha sobrevivido durante millones de años en algunos de los entornos más desafiantes imaginables. Pero es posible que no sobreviva mucho más si no actuamos pronto para salvarlo del cambio climático.